Escucho los acordes que tira la radio
como pedradas de sonido
como quién oye llover, escucho y pienso
y veo que me están traumando,
y perforando mis neuronas
con ese ritmo tropical, caliente,
que tiene más de caliente que de música,
y que me hace olvidar
los versos de blancos, las rimas,
y los de arte mayor que viven en mi mente,
esos que en un papel me gusta plasmar,
y ya no es posible, los olvido.
Lentamente, como una llovizna
suave pero constante,
que a su paso va borrando
uno a uno los versos de mi alma,
pero sigo escribiendo palabras vanas,
sin musicalidad, versos sin rima
y sin sentido, que no alcanzan
a apaciguar la turbulencia de mi alma,
pero igual, sigo escribiendo,
como escribí estas líneas,
con el mero propósito
de desahogarme
y de saciar la necesidad que protagoniza mi alma
de comunicación...
Araceli Posada
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