domingo, 30 de septiembre de 2018

Como lograste enamorarme


Hoy quiero contarte como lograste enamorarme, quizas, sin proponertelo.

Me enamoré de vos, tal vez, mucho antes de enterarme que estaba enamorada.

Me enamoré desde amigos, o desde antes, desde que te vi en los pasillos de la facu, casi sin fijarme en vos.

No sé si me enamoró más tu sonrisa ancha y pura, o tu mirada limpia, tan transparente y a la vez tan llena de sana picardía.

Me enamoró tu lealtad y nobleza, y ese sentido tan estricto de la ética, aún en tu perjuicio, tan escasa en estás épocas.

Me enamoró tu humilde aire de superioridad, esa dicotomía entre temer no lograr algo y sacar fuerzas no sé de donde para alcanzarlo. 

Me enamoró tu visión de futuro, y como llevaste adelante tus proyectos contra viento y marea, y verte alcanzarlos aún cuando nadie creyó en ti.

Me enamoró el ver que no te caías ante los fracasos, y que aún con el dolor de la derrota en los ojos, me enseñaste a mirar y seguir siempre para adelante y sin rencores.

No sé si me enamoró más tu forma tierna de ver el mundo, de creer y esperar siempre lo mejor de las personas y las circunstancias, o tu humor tan recurrente y sano, de reir y hacer reir así no más, con alegria.

Me enamoró tu espiritu de servicio, tu manera de cuidar a tus seres queridos, de brindar amor en cada cosa que haces por pequeña que parezca.

Y hablaba de vos, así, con admiración y con orgullo de contarte entre mis amigos, te describía como un gran hombre, y cuando me enfrenté a la posibilidad de un desafío muy lejos de casa con la oportunidad de un acompañante tu nombre surgió así tan naturalmente entre todos los otros que no dudé en proponerte la aventura, dentro mio sabía, que aceptaras o no, eras mi mejor opción, serías mi mejor compañero.

Eso no salió... Pero me empecé a descubrir enamorada de a poco, cuando te tiraste a la pileta sin saber si había agua o no, sin importarte nada. 

Me empecé a enamorar así, sin notarlo, pero sin vuelta atrás, cuando sin prometerme nada empezaste a darmelo todo. 

Me enamoró, tu amor, tu pasión, tus sueños, tu desenfreno, y tu desenfado. Tus besos, tus caricias, tus palabras, y tus silencios.

Y pucha! tenía tanto miedo de enamorarme, que me lo negaba a los gritos y en silencio, no es nada, me repetía... pero se sentía tan bien.

Tuviste que ser vos el que lo dijera primero, porque yo, me moría de miedo. Se fue dando, sin embargo, todo tan así, naturalmente, que cuando me preguntaban que me gustaba de vos, decía que era un amor sano. Y yo no conocía eso, o sea si, pero en amor filial o amistad, pero así con pasión y sin dolor, no, era nuevo para mi.

Y bueno más o menos así fue como me enamoraste, también un poco, fue culpa de tu mano para la cocina, y para solucionarme temas de tecnología que no entendía.

Me enamoraron tus abrazos, al principio tan tímidos, y luego, cuando más los necesité, fuertes, contenedores.

Y cuando ya creí que no podría amarte más de lo que ya te amaba, no sé como, mágicamente, otra vez lograste volver a enamorarme, pero esta vez, con el regalo más grande que podrías haberme dado, nuestra bebé.

Y así con esa certeza con que supe que serías el mejor compañero, sé que serás el mejor padre, porque además de todo lo que podrás enseñarle, le educarás con tu ejemplo en como ser una gran persona. Te amo 😍

No hay comentarios:

Publicar un comentario