Una mirada, dos palabras,
un beso robado, una noche de alcohol,
y ya... así comenzó y terminó nuestro amor,
y así fue nuestro adios.
Escasas horas tras el albor,
con la noche nació, murió con el sol.
Una noche de verano, de estrellas,
de música, y de alcohol,
hasta que el sol se la llevó, eterno adios.
Tal vez nos volvamos a ver,
más no creo, fué muy poco convincente
tu "alguna vez" y muy firme tu "adios".
Quiza te encuentre, en algún lugar
de este espacio, en algún momento,
en el tiempo venidero,
y me esquivarás la mirada,
como a una desconocida...
Y es que no soy más que eso para tí...
pero olvidas que una vez,
confiaste en mí, y nos entregamos al amor,
engañanado a la Soledad...
Pero se que nunca más
volverán a beber mis labios
la miel de la pasión en tu boca,
ni mis ojos a mirarse en tus pupilas negras
jamás volverán.
Araceli Posada - 25 de Junio de 2006
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